Qué daría yo que fuésemos eternos.
Que te fundieses en mi piel para no echarte más de menos.
Qué daría por verte y acogerte entre mis meñiques,
donde sabes perfectamente que me encanta que me beses.
Y que este pequeño momento,
mientras te digo que te amo y te aprietas.
Mientras me miras como si fuese todo.
Fuere más que lo que es; un pequeño momento.
Detenerlo todo.
Pararlo como cuando me muerdes el labio y sonríes después de un beso.
Detenerlo oyendo como susurras cuán importante soy para ti.
Cuando dices que mi sonrisa es la más bonita.
Y te duermes oyendo mi voz.
Ojalá los momentos fueran eternos.
Pero nos hemos atascado en este pequeño momento.
Y me parece bien.

No hay comentarios:
Publicar un comentario